Yo soy la maldición del boxeador saltando a la comba vestido de bailarina.
Yo soy tu padre esquivando el golpe a las 7:20 de la mañana.
Yo soy tu vergüenza a desnudarse en la ducha
y la valentía de hacerlo.
Yo soy Jerez y tu boda en agosto.
Soy todas las ciudades que has visitado y en las que has vivido.
Soy Madrid, Edimburgo y Barcelona.
Y soy tus ojos rojos cuando escuchas a Silvio Rodríguez.
Soy el batiscafo de tu abismo y Nemo, el capitán.
Soy todos tus viajes.
Yo soy todas tus novias y tu mayor secreto.
Soy el novio de tu amiga y tu príncipe azul.
Yo soy la voz de tu madre preguntándote por la suela de tus zapatos en invierno
y la guitarra de tu hermano componiendo para ti.
Soy Vermont-Montpellier.
Soy tu miedo, y un radiocassette estropeado
en un balcón amaneciendo mientras suena Coldplay.
Yo soy tu mano entrelazada con otra buscando señales.
Soy tu carisma y tus borracheras.
Yo soy tus dudas de entrar a la escuela,
y también las dudas de marcharte.
Yo soy tu mapa y tus mocos en el agua.
Soy tus labios gruesos gritando y cantando.
Yo soy Pamplona y tu acento andaluz.
Yo soy tu deseo de ser un gran hombre.
Y digo que este poema es Carlos Martín-Peñasco Lara
lo mismo que yo soy un boomerang perdido en el Amazonas
y tú eres un libro que se está escribiendo.